jueves, 29 de octubre de 2015

La magia Disney a debate

Hoy en clase ha surgido un debate que de vez en cuando tengo con alguna amiga mía. Siempre he sido muy fan de Disney, hasta tal punto de que me he tirado más de 12 horas de viaje para visitar sus parques temáticos de Orlando. Pero hay gente que no lo entiende, porque ven las fantasías creadas por esta gran compañía como algo que engaña a la sociedad, que pinta todo de color de rosa e intenta que las cosas parezcan bellas cuando no lo son, y en cierta parte es verdad. Sin embargo, creo que no hay nada más bonito en este mundo que tener ilusión.

El hecho de que 'crea' en el universo Disney, de que siga viendo sus películas a mis 21 años o que me emocione cuando estoy en uno de sus parques no significa que sea tonta ni que ignore la realidad. Sé perfectamente lo que ocurre en el mundo, al fin y al cabo soy periodista y me gusta estar informada. Sé que la gente se muere de hambre, sé que hay guerras, corrupción y malas personas en cada rincón del mundo. Y por eso mismo creo en que la ilusión que Disney proyecta es necesaria.

Con esto quiero decir que no estoy de acuerdo con lo que se ha dicho en clase de que cuando llegas a cierta edad se te cae la venda de los ojos y empiezas a ver la realidad de una forma más pesimista. Yo sé lo que hay en el mundo, veo el telediario y leo los periódicos diariamente, pero creo que todo tiene solución, soy optimista y creo en el cambio. Eso hace que sea una persona mucho más alegre y positiva, y esa ilusión es la que me mueve en todo momento, es mi filosofía. No sé si el hecho de tener un lado más infantil es bueno o malo, pero estoy segura de que no solo puedes pertenercer al mundo ideal o al real, porque a mí me gustan los dos.

Cuando hablan de que la Bella Durmiente va sobre violaciones, o de que en La Sirenita hay un modelo de patriarcado brutal, a mí me parece algo hipócrita. Que gente del mundo de la moda critique estos cuentos que hacen soñar a millones de niños en todo el planeta me parece incoherente. Es cierto que Disney enmascara la verdad, puede ser que, de forma involuntaria, se establezcan ciertos patrones físicos que las princesas deben cumplir, y que haya creado un universo feliz totalmente irreal que no es más que una vía de escape a la realidad, pero ¿acaso no es eso mismo lo que hacen las revistas de moda? Tanto el 'Mundo Disney' como el 'Mundo Vogue' nos hacen soñar, nos liberan de los problemas del día a día, venden aspiración, deseo, felicidad irreal. Y  yo, personalmente, no veo nada de malo en ello, siempre y cuando la gente sea consciente de que eso no es la realidad.

A mí me gusta Disney, me gusta sentirme niña de vez en cuando y soñar con esos finales felices, pero eso no implica que me crea que vivo en ese mundo, al igual que no me creo que soy una top model como las de las portadas de Vogue.

Me da pena esa gente que ha perdido la ilusión, que no sueña y que ve el mundo de color negro. Me dan pena los que creen que la vida no tiene solución y que las personas son malas por naturaleza. Me dan pena que tengan que estar siempre sacándole punta a todo y buscando el lado malo de las cosas, y que en vez de disfrutar de películas que evocan la niñez piensen en que les están vendiendo una forma de pensar y que les intentan lavar el cerebro. Con lo bonito que es ser consciente de la realidad y decidir evadirse de ella un ratito cada día.







lunes, 19 de octubre de 2015

Cirugía estética, ¿sí o no?

Al leer el post en el blog "Plan B" de El País, uno de los enlaces propuestos en la bibliografía de la asignatura, he vuelto a plantearme un tema que el otro día desató la polémica en nuestra aula: la cirugía estética. En otra asignatura hablamos sobre ello, y me sorprendió, una vez más, la diversidad de opiniones que había dentro de nuestra clase, y cómo discrepabamos entre nosotras, e incluso con el profesor.
Yo creo que es una opción totalmente válida. La verdad es que nunca me he planteado pasar por el quirófano, es cierto que hay partes de mi cuerpo con las que no estoy a gusto pero realmente no considero que tenga ninguna necesidad. Sin embargo, apoyo totalmente a aquellas personas que quieran operarse. Bajo mi punto de vista, la belleza que importa es la que nos hace sentir bien con nosotros mismos. Si hay alguien que tiene mucho complejo con alguna parte de su cuerpo y sabe que cambiándola va a ser más feliz, no veo ningún problema en que lo haga. Puede parecer superficial, pero realmente es una manera de sentirnos bellos por dentro y por fuera.

El problema que le veo a todo este mundo es la falta de información que hay en muchas ocasiones. Las operaciones son algo serio, y es necesario conocer todos los detalles, incluyendo los riesgos y consecuencias tanto físicas como psicológicas. Si, una vez informada a conciencia, la persona decide que quiere someterse a una cirugía estética, a mí me parece perfecto, siempre y cuando sea por sus propios convencimientos y no por el sometimiento a la sociedad. Es cierto que a veces es difícil diferenciar si te ves bella porque el espejo te lo dice o porque sientes que representas el cánon actual establecido, pero creo que es necesario pararse a plantearte esta cuestión.

Estoy totalmente a favor de cambiar partes físicas de nosotros que nos creen un trauma o que no nos permitan apreciar nuestra belleza, pero no de aquellas personas que se operan absolutamente todo para llegar a alcanzar ese estereotipo actual que es del todo irreal y que acaba causando 'barbies' dificiles de diferenciar entre ellas.

Reitero de nuevo que para mí, belleza es estar a gusto con uno mismo, y que no todos llegamos a este bienestar personal de la misma forma. Creo que tenemos que respetar a aquellas personas que, con conocimiento de causa, deciden someterse a cirugías estéticas, porque, en la mayoría de ocasiones, esto les va a proporcionar felicidad. Al fin y al cabo, ¿quién soy yo para opinar sobre la libertad y la felicidad de los demás?

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lunes, 12 de octubre de 2015

El vestido de la polémica

El miércoles pasado, después de la clase de "El concepto de belleza" fuimos de visita a la exposición de Vogue en el Thyssen. Me había encantado la introducción a la asignatura, el pequeño acercamiento que hicimos sobre la belleza a través de la historia, y una de mis grandes conclusiones fue que, pese a que haya unos cánones preconcebidos en cada momento, el concepto es totalmente subjetivo, y el mejor ejemplo lo viví esa misma tarde.

Tras la visita a la exposición, subí una foto a Instagram de un vestido de Valentino que habíamos podido ver allí. Me tiene enamorada del todo, y verlo en persona me pareció todo un lujo. Los detalles eran magníficos, pequeñas mariposas y flores bordadas adornaban el vaporoso tejido del diseño, y parecía que todas las personas que entraban en la sala quedaban prendados de él, e iban rápidamente a verlo, a disfrutarlo, a inmortalizarlo con sus cámaras.

Según la impresión que yo tuve mientras estaba allí, el vestido era bonito, era bello, todos los allí presentes estábamos de acuerdo. Pero no a todos les gusta el vestido. Subí una foto a Instagram y minutos después una amiga mía, poco interesada en el mundo de la moda, me dijo "¡Qué feo!". Así, sin paños calientes. Y rompió la burbuja ideal en la que yo estaba metida. Me parecía imposible que alguién dijera que ese vestido era feo, quizás entendería que dijeran "no es mi estilo", o "pues no es para tanto", pero jamás que dijeran que es feo, así sin más. Tras una larga conversación con mi amiga, en la que yo argumentaba que era un vestido tan especial que había conseguido un  hueco en un museo, que varias celebrities de renombre lo habían lucido, que tanto el bordado como el diseño y los materiales eran impecables...ella hizo la pregunta. ¿Si no lo hubiera diseñado Valentino gustaría igual? Yo dije rápidamente que sí, puesto que el vestido me parece bonito, sea de quién sea. Sin embargo, es cierto que tanto el hecho de contemplarlo en un museo tras haberlo visto en un desfile como el hecho de saber quién hay detrás de él ayuda a que lo veamos más bello, aunque sea inconscientemente.

Por otra parte, esta especie de idealización creada en torno a este vestido en concreto y a otras muchas cosas en general no afecta a todo el mundo. En este caso, afecta especialmente a aquellos que entienden algo de moda. Lo que me llevó a plantearme si el mundo de la moda en general es especialmente subjetivo con el tema de la belleza, y si hay alguien que hace que, sin darnos cuenta, cambiemos nuestra percepción de lo bello cada temporada. Cuántas veces hemos dicho "yo no me pongo pantalones campana, son feísimos" y luego hemos acabado cayendo.

Pese a todo, yo sigo mirando el vestido, le doy mil vueltas, saboreo cada detalle, y me sigue pareciendo precioso ;)


El polémico vestido / Imagen: fotopaco.blogspot.com.